Con anteojos me llamaron desde el banco de la escuela. Cuando me convertí en un alto directivo, decidí cambiar a lentes. Quienes los lleven me entenderán: el ardor y el enrojecimiento de los ojos se han convertido en compañeros constantes. Pero mi esposa compró gotas Oculear y ahora no parezco una persona con privación crónica del sueño.
A menudo tengo que llevar los cuadernos de mis alumnos a casa. Los reviso después de terminar mis tareas domésticas. Por la noche, las letras se estaban separando y el enfoque se hizo más difícil. Un amigo aconsejó gotas oculear, y durante medio año el problema desapareció.
Cuando a la edad de treinta años noté que la presión ocular me atormentaba cuando cambiaba el clima, ¡me preocupé! Trabajo en el ferrocarril, y tal "mal funcionamiento" puede dar lugar a responsabilidad penal. El farmacéutico me recomendó Oculear, y ahora no tengo miedo del cambio de estaciones.
La vida estudiantil y el estudio por la noche hicieron su trabajo. Para el cuarto año, la fatiga ocular había aumentado tanto que, bajo la luz artificial, comenzaron a cerrarse por sí solas. Pero mi madre hizo sonar la alarma y recibí gotas de Oculear de ella. ¡Ahora no puedo ir a la universidad sin ellos!
Mi trabajo es cambiar looks y estilos. El maquillaje es algo que va asociado a la actividad profesional. Máscara, flechas, sombras: todo esto provocó un deterioro de la visión. El médico me recetó gotas de Oculear y ahora estoy de vuelta en las filas.
